El suceso ocurrió el 5 de marzo de 2004, sobre las 5 de la tarde. Un avión militar Merlín C-26 correspondiente al Escuadrón 501 sobrevolaba el estado de Campeche a unos 10,500 de altura en una misión de reconocimiento para detectar posibles aviones que se dedican al narcotráfico a lo largo del país. La tripulación del avión la componían el Mayor Magdaleno Jasso Núñez, el Teniente Mario Adrián Vázquez y el Teniente Germán Ramírez.

Ni que decir tiene que estos tipos de aviones van equipados con sofisticados equipos de rastreo y detección. Todo parecía normal. La meteorología acompañaba y no había ningún tráfico aéreo por la zona, cuando de pronto el radar comienza a marcar un blanco en la pantalla.

Un miembro de la tripulación informa al resto de la presencia y posición del eco en el radar, concretamente a las siete de su posición, justo detrás del avión. En ese momento la tripulación trató a simple vista de obtener contacto visual con el blanco, el cual les fue imposible. Al mismo tiempo el radar dejó de detectarlo y fue entonces cuando emplearon las cámaras de infrarrojos, pudiendo observar que dicho objeto se había multiplicado.

Inmediatamente los pilotos decidieron aproximarse hacia aquellas luces, unas dieciséis según la tripulación, las cuales en un momento de la maniobra llegaron a rodear el avión para posteriormente evadirse y perderse en el cielo, volviendo a aparecer instantes después.

Sin tiempo todavía para intentar comprender lo que les había ocurrido, los militares decidieron volver a la base. Una vez allí, informaron a sus superiores del extraño incidente. En dicho informe constaba el encuentro con esas extrañas luminarias y la persecución de éstas, llegando uno de los pilotos a afirmar que por un momento “sentí pánico”. 

Otro de los detalles que afirmaron los tripulantes fue la enorme velocidad a la que se desplazaba aquellas luces, en las que lograron recorrer en pocos segundos de 180 a 540 Km/h. 

Se acababa de sellar un informe histórico. Un informe en el que por vez primera en mucho tiempo volvían a emplearse las siglas OVNI, objeto volante no identificado.

Inmediatamente el Gobierno mexicano se pone manos a la obra y redacta un comunicado oficial con respecto al extraño suceso ocurrido en los cielos de Campeche. En esta ocasión y por vez primera en la historia de la ufología, un Gobierno reconoce el encuentro con lo desconocido y como hemos dicho anteriormente incluye en su comunicado las siglas OVNI, haciendo entrega de dicho informe y de las imágenes del incidente a los medios de comunicación de México para su estudio y divulgación a nivel internacional.

A raíz de esto todos los investigadores y medios de comunicación del país se ponen manos a la obra. El mundo entero empezaba a tener constancia de lo ocurrido en México y enseguida comenzaron las investigaciones para tratar de averiguar que sobrevoló el estado de Campeche aquel 5 de marzo.

Jaime Maussan, periodista mexicano y desde hace más de 25 años profundo investigador del tema ovni, fue el encargado por medio del Secretario de la Defensa Nacional, el General Ricardo Vega García, de difundir y estudiar junto con otros investigadores el incidente del Merlín C-26. Según Maussan, “Esta es una noticia histórica que sentara un precedente en México y el mundo... para abordar este fenómeno con seriedad”.

Veinticuatro horas después de hacerse pública la noticia, empezaron a saltar a la palestra las primeras conclusiones e hipótesis de manos de algunos científicos e investigadores escépticos. Estas conclusiones eran de lo mas variadas e iban encaminadas desde los ya familiares globos sondas, pasando por venus o incluso bandadas de patos. 

Pero de todas las hipótesis planteadas, la mas repetida y mencionada por los escépticos fue la de las centellas. Estas son un fenómeno lumínico que se produce muy rara vez y de las cuales no tienen nada que ver con las imágenes de la grabación según algunos meteorólogos consultados en diferentes medios de comunicación.

De todas formas estamos hablando de hombres con una dilatada experiencia aeronaval y entrenados precisamente para detectar y localizar otras aeronaves, con el consiguiente adiestramiento para diferenciar fenómenos meteorológicos y luminarias de procedencia natural.

Ahí están las imágenes y comunicados con la consiguiente afirmación del Gobierno mexicano con respecto al desconocimiento sobre el incidente de Campeche producido por un Objeto Volador No Identificado. Que cada cual saque sus propias conclusiones.