Escocia alberga en su poder o más concretamente en las aguas de Loch Ness, una de las leyendas más apasionantes y cautivadoras de todos los tiempos. Supuestamente un animal prehistórico, habita las frías aguas del lago desde tiempos muy remotos. Son muchos los que dicen haber visto a este plesiosauro, otros fotografiarlos, incluso los que afirman haberlo visto junto a su cría, pero por más testimonios y afirmaciones de uno u otro lado, “Nessie”, como se bautizó al monstruo, siempre generará un mar de dudas. Loch Ness tiene 38 Km. de largo por 1,6 Km. de ancho. Sus aguas son muy profundas, alcanzando en algunas zonas casi los 300 metros. A esto tenemos que unirle la escasa visibilidad del agua devido a una gran cantidad de turba. La primera referencia que tenemos de “Nessie” se remonta al año 565, cuando el misionero Irlandés San Columbano que se encontraba catequizando la región, fue atacado junto a sus seguidores en las aguas del lago Ness por un monstruo mientras se daban un baño. Posteriormente, desde el siglo IV hasta el siglo XX, se registrarían más de 10.000 avistamientos del plesiosaurio escocés. En 1933 una noticia en el periódico Courier , de Iverness, despertó la curiosidad en muchos investigadores y cazadores del monstruo. La supuesta fotografía realizada por R. K. Wilson, teniente coronel del Ejército Británico, del enigmático animal asomando su largo cuello, fue el detonante de una oleada de avistamientos de “Nessie” durante esas fechas. Antes de su muerte, R.K Wilson confesó que la fotografía fue un fraude como venganza sobre el periódico. Wilson y un amigo, decidieron colocar en un flotador una especie de cabeza y ya en el agua tomarle la instantánea. En 1960, el ingeniero aeronáutico Tom Dinsdale, organizó un equipo cinematográfico auxiliado con técnicas electrónicas de radar con motivo de capturar alguna evidencia de “Nessie”. Dinsdale, detectó presencia por rastreo electrónico y puso en marcha su cámara de 16 mm. El ingeniero inglés, grabó un documento en 15 mm de película en la cual se capta la forma del monstruo desplazándose a una velocidad de 7 millas por hora. Dicha película fue investigada y analizada por el Centro de Investigación de Joint Air Reconnaissance Intelligence Center de las Reales Fuerzas Británicas. En los análisis y estudios del film, llegaron a la siguiente conclusión: “Se trata de un animal vivo indeterminado u objeto animado”. En agosto de 1972 , un equipo de Ciencias Aplicadas de Boston, EEUU, dirigidos por el Doctor Robert Rines y equipados con cámaras estroboscópicas submarinas obtuvieron impresionantes imágenes. Un dato muy a tener en cuenta, es que todo el material estaba procesado por los ordenadores de la NASA, con lo que el valor de la expedición acarrea un importante nivel científico. Una de las imágenes corresponde a la aleta de un animal, unida a otro cuerpo, quizás el mismo animal. Pero no queda ahí la cosa. En 1975, el Doctor Rines y su equipo vuelven a poner rumbo a Escocia en busca de más pruebas que demostraran la existencia del monstruo. En esta segunda expedición se volvieron a captar nuevas imágenes. En una primera filmación se obtuvo la imagen de un cuerpo de animal con cuello muy largo y cuerpo con dos apéndices. En otra de las imágenes se observa un cuello reticulado de un animal unido a su cabeza. Ante estas investigaciones y después de constatar dichas pruebas mediante los correspondientes análisis y estudios, la conclusión de la Academia de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Boston, y todas supervisadas por la NASA, llegaron a la conclusión: “Existe en aguas de Loch Ness una especie de gran animal acuático semejante a un plesiosaurio, perteneciente a la familia de grandes reptiles marinos, que se extinguió hace mas de 70 millones de años”. Desde 1976 hasta nuestros días se ha intensificado su búsqueda y hasta las universidades de Oxford y Cambridge han llevado a cabo proyectos para el rastreo y estudio de la zona. Se han empleado toda clase de instrumentos y embarcaciones, desde pequeños submarinos hasta delfines amaestrados, pasando por los radares y equipos de rastreo submarino de última generación. Muchos han conseguido detectarle, pero ninguno atraparlo.