La Calle San Luis


El barrio sevillano de La Macarena alberga en su interior uno de los lugares más misteriosos de este país. Apariciones, fenómenos inexplicables o incluso varios suicidios extraños, hacen de este lugar, un enclave de peregrinaje continuo de investigadores de lo insólito.

En la sevillana calle San Luis es donde habita el enigma desde hace algún tiempo. Allí se encuentra la iglesia que recibe el mismo nombre que la céntrica calle. Junto a ella y situado en el extremo derecho de la misma, se encuentra el Centro Andaluz de Teatro, lugar donde profesorado y alumnos han sido testigos de fenómenos insólitos y donde se han podido registrar un amplio abanico de psicofonías.

Los misteriosos sucesos parecen concentrarse especialmente en un pasillo de unos doce metros de largo, y en el cual existe una verja de hierro que da a la cripta. Sin embargo, no es el único enclave paranormal que posee dicho centro, pues los pasadizos que existen en el vestuario y que dan al patio o al aula de interpretación, también han sido testigos de los hechos mas misteriosos, como extrañas luces, apariciones o movimientos de algunos objetos por una fuerza invisible.

En una habitación con forma de capilla y que se utiliza para realizar los montajes, decorada con cráneos y huesos humanos , se registran continuamente extraños ruidos y según los vigilantes de seguridad del centro, se oyen risas grotescas, lamentos, llantos, gritos y un sin fin de tétricos sonidos que hacen sentir el miedo mas profundo a cualquiera que los oiga. Pero no sólo el CAT (Centro Andaluz de Teatro) es objeto del misterio. En la misma iglesia pero en su extremo izquierdo, se sitúa, quizás, el enclave mas paranormal de la zona, un solar abandonado por los obreros ante las continuas manifestaciones de fenómenos paranormales.

Según testigos de estos hechos, las maquinas funcionaban solas y hasta la grúa una noche se puso a dar vueltas sin parar. Las herramientas desaparecían para posteriormente aparecer apiladas en otro lugar del enigmático solar. Ante ello, decidieron un buen día, guardar todas las herramientas en un arcón de hierro previamente cerrado con cadenas y candados y dejarlo suspendido en el aire con la grúa. Al día siguiente cuando volvieron a la obra no daban crédito a lo que estaban viendo. El arcón de hierro, suspendido en la grúa...y las herramientas apiladas, como ya de costumbre, en el suelo de aquel solar.

No solo los obreros eran testigos diariamente de aquellos misteriosos sucesos. Como no, los vigilantes de seguridad de aquella obra, presenciaron y sintieron muchas noches el aliento de lo sobrenatural cerca de ellos.

Sombras deambulando por aquel solar, voces, risas, pisadas, extrañas luminarias vagando de un lado a otro...toda una serie de manifestaciones de origen desconocido, que llevaron en poco tiempo, al abandono de las obras por parte de la empresa y sus empleados. Aun hoy y después de mucho tiempo, la obra sigue parada y ninguna empresa parece dispuesta a continuar de nuevo el trabajo.

En dicho lugar estaba ubicado en otros tiempo un Hospicio y durante el inicio de las obras se encontraron una gran variedad de restos humanos, árabes y romanos. Curiosamente, se pensó que aquella zona pudiera estar sobre un cementerio de la época romana, ya que uno de los hallazgos mas significativos, fue el de una lápida de dicha época y en la que se describía: No perturbar la paz de este lugar.

Pero el misterio en San Luis parece ir mas allá, y esa calle del barrio de la Macarena, albergó una serie de extraños suicidios y que mucha gente relaciona con los enigmáticos sucesos de tipo paranormal que se vienen dando en el lugar. Entre los mas llamativos, podemos encontrar el de un viajero sevillano que apareció en su domicilio metido en un baúl, después de algún tiempo sin saber sus vecinos nada de él. Ese hombre se llamaba Don Pelayo Roldán y desde ese día cuentan historias sobre las apariciones en la calle San Luis de su fantasma...del fantasma de Don Pelayo.

Otro de los suicidios mas extraños que se recuerdan, fue el de Don Manuel Cantelar, hombre triste y meditabundo, que decidió colocarse un machete en el hueco del corazón y salir corriendo hacia una pared de su domicilio.

Cuentan, que Don Manuel, era preso del miedo, del miedo a unas luces, que atravesaban la calle para reunirse con él. Leyendas o no, la verdad del misterio tiene muchos caminos...y uno de ellos pasa por la Calle San Luis.


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