Después de hora y media de carretera, y de maravillarnos con el precioso entorno que nos ofrecen los pueblos blancos de la serranía gaditana, arribamos al Puerto de las Palomas, a 1357 metros de altitud, con el fin de ser partícipes de la V Alerta Ovni de la Seamp. Una vez fuera del vehículo, y tras unos minutos de profunda admiración ante la paradisíacas vistas que nos ofrecía la bella sierra de Grazalema, decidimos antes que nada, de supervisar nuestro punto de observación, el mirador del Puerto de las Palomas. Allí nos encontramos con una agradable familia sevillana que, como tantas otras, habían elegido aquel marco incomparable de naturaleza que nos ofrece la serranía gaditana, para pasar unos días de descanso, concretamente en la bella y cercana  localidad serrana de Zahara de la Sierra. Amantes del misterio, y con varias experiencias en otras alertas ovni donde tuvieron la oportunidad de participar, nuestros amigos se acercaron, gracias a la web del Seamp, hacia el Puerto de las Palomas, con el fin de pasar un rato en familia y de paso, contemplar junto a nosotros una espectacular puesta de sol a más de mil trescientos metros de altitud. Poco a poco fuimos desplegando los equipos, ultimando los preparativos de una nueva noche de alerta. Mientras tanto, la noche se iba haciendo dueña del firmamento. Ese firmamento que minutos antes nos había regalado aquella bella puesta de sol, fue nuevamente generoso con nosotros, con la preciosa estampa de una enorme luna rojiza saliendo  entre las montañas de la serranía malagueña. Ya solamente por eso, merece la pena visitar ese enclave mágico de la provincia de Cádiz. Con la luz de la luna dominando los relieves montañosos con su radiante manto blanco, nuestros amigos de Sevilla procedieron a su marcha, no sin antes desearnos una buena alerta y con el deseo al igual que nosotros, que el misterio se hiciera presente en algún punto del cielo a lo largo de la noche. El frío se hacía cada vez más intenso, y la ropa de abrigo, comenzó a salir de las mochilas junto a los bocadillos. Había que coger fuerzas de cara a una larga noche de vigilancia. Pero no todo iba a salir tan perfecto como hasta ese momento, por que una vez más la tecnología, volvió a darnos algún quebradero de cabeza, puesto que la cobertura en los teléfonos móviles y las conexiones inalámbricas de Internet e nuestros ordenadores, estaba considerablemente mermada en aquella zona, lo que nos originó problemas de comunicación y sobre todo, nos impidió ir siguiendo y comentado por Internet  el transcurso de la jornada. Al margen de eso, la noche transcurría muy tranquila, solamente alterada, por el paso de una de las tantas estrellas fugaces que pudimos observar y por el continuo tránsito de aviones y el paso de algún que otro satélite. Fue entonces, con la luna ya casi arriba de nosotros, cuando nuestro compañero Manuel Barrero nos comenta la aparición de una estrella en dirección sureste, casi en la vertical del municipio de Ronda, algo que no dimos la mayor importancia dado por el progresivo aumento de estrellas visibles en el horizonte con respecto a la progresiva ascensión de la luna.   Pero algunos minutos después nos llamó un poco la atención el comentario que nuestro compañero hace de aquella estrella al verla a través de sus prismáticos. Aquello según Manuel Barrero, era ovoide de un tono anaranjado y emitía destellos rojizos y verdes. Acto seguido preparamos nuestro telescopio para intentar verlo con más nitidez y justo en el momento en el que estábamos intentando de localizarlo, aquel punto de luz se vuelve mucho más grande, desprendiendo un enorme brillo, para instantes después, desvanecerse lentamente y volver a tomar la misma intensidad luminosa que tenía al principio. Unos segundos más tarde, aquella luz comenzó a desplazarse lentamente en dirección Norte, sobrevolando la vertical de Ronda, hasta perderse por detrás de una montaña. Por la trayectoria recta  que dicho objeto mantenía antes de perderlo de vista, pensábamos que saldría por la otra punta de la montaña, cosa que no sucedió, por lo consiguiente tuvo que haber cambiado su rumbo en dirección Noreste. Su trayectoria era paralela a la tierra, en horizontal, y vistos con los prismáticos mientras se desplazaba,  se correspondía a un objeto ovoide de tono anaranjado y ausente de ningún tipo de luces de vuelo como las aeronaves conocidas.  La duración del avistamiento fue de unos diez minutos, prácticamente el tiempo que aquello estuvo inmóvil como si de una estrella se tratase, antes de aumentar su tamaño, volver a su estado original y comenzar su desplazamiento. El reloj marcaba las 2:05 cuando dejamos de verlo. Debido a la distancia y a las condiciones de luz en la que nos encontrábamos, nos fue imposible fotografiar o grabar en vídeo las evoluciones del objeto. Una vez analizado, debatido y apuntado en nuestro cuaderno de campo todos los datos de la observación, nos pusimos en contacto con Juan Miguel Marsella, presidente de la Seamp, para detallarle lo ocurrido. En torno a las 2:30 h se ponían en contacto con nosotros los miembros de Radio Edenex para comentar lo que acabábamos de ver. Ni que decir tiene la inyección de ánimo que supuso aquello en el grupo. Expectantes a una segunda aparición de aquel extraño objeto, nos agarramos firmemente a nuestras cámaras en busca de una fotografía o video que aportar por nuestra parte. Pero lamentablemente, no hubo segunda vez, y esperando permanecimos escuchando el silencio que emergía desde los píes de aquellas montañas, un silencio solamente alterado por el concierto nocturno de las chicharras y por el incisivo vuelo sobre nuestras cabezas de más de un murciélago. Con las primeras luces del alba pusimos fin a una nueva alerta, llevándonos en la mochila el recuerdo de una noche mágica, en un marco incomparable como el de la serranía de Grazalema.